Dios se ha conmovido por nuestra nada. No sólo esto: Dios se ha conmovido por nuestra traición, por nuestra tosca pobreza, olvidadiza y traidora, por nuestra mezquindad. Dios se ha conmovido por nuestra mezquindad, que es más aún que estar conmovido por nuestra nada.
Luigi Giussani
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario